Críticas a la administración científica

La aceptación de las ideas de Taylor tuvo altas y bajas. En la industria y en el gobierno despertaba entusiasmo; no obstante, entre los trabajadores, las empresas y los políticos provocó reacciones desfavorables.

Las críticas se fundamentaban en dos temores:

1. El aumento de la eficiencia provocaría desempleo.
2. La administración científica no era más que una técnica para hacer que el operario trabajara más y ganara menos.
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En 1911 la repercusión de las críticas, en especial de los trabajadores de los arsenales militares, que eran civiles y sindicalizados, motivó a Taylor a hacer una convocatoria para dar una declaración en el Congreso estadounidense respecto de la administración científica.

Las investigaciones habían determinado la prohibición del uso de cronómetros y pagos de incentivos, pero las demás técnicas de la administración científica se preservaron, lo que dio como resultado un gran aumento de la eficiencia en la producción de armas y municiones, incrementando así el entusiasmo de los militares estadounidenses cuando comenzó la Primera Guerra Mundial.
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Expansión del movimiento

El movimiento de la administración científica rápidamente ganó popularidad, primero en Estados Unidos y después en todo el mundo, y se extendió durante las siguientes décadas.

La guerra de 1914-1918 dio a los estadounidenses la oportunidad de aplicar en gran escala y mostrar a los europeos nuevos patrones de eficiencia de la operación militar. Los franceses se quedaron muy impresionados con la velocidad de las tropas estadounidenses en la construcción de muelles, caminos y vías de comunicación.

En 1917, los franceses aplicaban intensamente los principios de Taylor en el esfuerzo de guerra. La edición gala de dichos principios llegó, en ese año, a 9,000 ejemplares.
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En la década de 1950, los japoneses retomaron las ideas de Taylor para renovar su industria y crearon el concepto de kaizen (perfeccionamiento continuo), una aplicación del taylorismo. Los resultados alcanzados con esa técnica, así como la subsiguiente popularidad de la guerra contra el desperdicio, harían que los principios de la administración científica siguieran despertando un gran interés en el
cambio de milenio.