Desde fines del siglo pasado ha habido un gran interés en el medio ambiente. En todo el mundo existe la conciencia de que el ambiente es una cuestión sistémica, que involucra a todas las naciones y al comportamiento de cada persona.


Prácticamente todas las necesidades humanas necesitan ser atendidas por algún tipo de producto o servicio que cobra un precio a la naturaleza. Sin límites, la producción de bienes y servicios acabará comprometiendo la capacidad de renovación de los recursos naturales y la calidad de vida. De llegar las cosas a tal extremo, la supervivencia de la especie humana quedará comprometida por la atención de sus necesidades.

DESARROLLO SUSTENTABLE

La idea de desarrollo sustentable fue definida por la llamada Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo como:

“el desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”
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Según el concepto de desarrollo sustentable, la exploración de los recursos, la orientación de las inversiones, el desarrollo tecnológico y los cambios institucionales son compatibles con la atención de las necesidades actuales y futuras. Este concepto va más allá de la simple preservación de la naturaleza y comprende una visión sistémica de los recursos que la sociedad utiliza, incluyendo la cultura y la democracia.

El concepto de desarrollo sustentable se basa en la premisa de que los problemas del planeta son interdependientes y sistémicos. De acuerdo con el Instituto de los Recursos Mundiales, un país no podría alcanzar sus objetivos económicos sin alcanzar sus objetivos sociales y ambientales, como la educación y oportunidades de empleo para todos, salud y asistencia a la maternidad, distribución equitativa de los recursos, poblaciones estables y una base sustentable de recursos naturales. El énfasis en la ecología, “sin providencias para hacer menos dura la pobreza, estabilizar la población y redistribuir la riqueza, solamente conseguirá resultados mediocres”.
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AUDITORÍA AMBIENTAL

La auditoría ambiental surgió en Estados Unidos en la década de 1970. Las organizaciones adoptaron esa metodología para lidiar con sus responsabilidades en relación con el medio ambiente, determinadas por la legislación. La idea obtuvo el apoyo de Europa y otros países.

La auditoría ambiental es un proceso, sistemático y periódico, para evaluar el desempeño de una organización en la gestión de sus relaciones con el ambiente. La auditoría intenta medir hasta qué punto la empresa protege el ambiente y cumple la ley.

La auditoria ambiental tiene por objetivos:

• Evaluar el desempeño de los sistemas de administración ambiental de la organización.
• Verificar si la organización cumple la legislación ambiental, sanitaria y de seguridad.
• Verificar si la organización observa su propia política ambiental.
• Desarrollar e implantar procedimientos internos necesarios para cumplir los objetivos de protección al medio ambiente.
• Minimizar los riesgos ambientales para las personas.
• Identificar y evaluar los riesgos resultantes de accidentes ambientales.
• Evaluar el impacto en el ambiente de una instalación o proceso industrial mediante el análisis del aire, el agua y el suelo.
• Identificar mejorías ambientales que la organización pueda implantar.
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La auditoría permite a la organización evitar la falta de cumplimiento de la legislación y reducir sus costos, mediante la minimización del uso de la energía y la reducción de los residuos. Además, la auditoría ambiental es un mecanismo para mejorar la imagen de la organización en la comunidad.