Una idea interesante e importante que se desarrolló en la transición hacia el siglo XXI es el aprendizaje organizacional, que consiste en el proceso colectivo de adquisición de competencias para enfrentar nuevas situaciones y resolver problemas. Como el ambiente de las organizaciones es dinámico y presenta nuevas situaciones en forma continua, es esencial adquirir nuevas competencias para sobrevivir.

Lo que posibilita el aprendizaje organizacional es el proceso de la toma de decisiones. Quienes toman decisiones aprenden a medida que progresan en la solución de problemas. La forma más avanzada de aprendizaje es aquella en la cual la organización, además de detectar y corregir errores, cambia las normas, políticas y objetivos que los causaron.
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Peter Senge es un investigador que defiende la idea de que, para tener éxito, las organizaciones deben lidiar con el cambio continuo y convertirse en organizaciones en aprendizaje.

Para poner en práctica el aprendizaje organizacional, Senge propone cinco disciplinas:

• Dominio personal. Las personas deben intentar tener el más alto nivel posible de control sobre ellas mismas. El autocontrol o disciplina personal significa la capacidad de que los individuos se entiendan a sí mismos y tengan claridad respecto de sus objetivos. El aprendizaje personal es la base del aprendizaje organizacional porque las organizaciones no logran aprender más que sus integrantes. Sin embargo, son pocas las que estimulan la autodisciplina. Como resultado, se convierten en enormes repositorios de energía humana y potencial de aprendizaje que no se logra desarrollar.
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• Modelos mentales. La segunda disciplina comprende el cuestionamiento de los modelos mentales implícitos de los miembros de la organización. Estos modelos son creencias, actitudes y percepciones respecto de clientes, productos, entorno, funcionarios y otros aspectos de la organización. Los modelos mentales se transforman en hábitos que difícilmente se cuestionan y mucho menos se abandonan. No obstante, el éxito de la organización depende de su capacidad de ver las cosas de manera diferente y de cambiar costumbres y procedimientos arraigados en su cultura.

• Visión compartida. La tercera disciplina se refiere el entendimiento común respecto del futuro de la organización. La visión no es una posición artificial contenida en manuales. Una visión genuina y aceptada por todos los miembros es una de las claves del éxito de la organización.

• Aprendizaje en equipo. En un entorno de cooperación, el grupo de trabajo puede ser más que un mero agrupamiento de individuos. El potencial de sinergia se desarrolla, lo que hace posible que el grupo sea más inteligente que cada uno de sus integrantes en forma individual. Para que la inteligencia grupal se materialice, la cooperación debe sustituir las guerras entre los
feudos organizacionales.
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• Pensamiento sistémico. Se trata de la quinta disciplina, que integra las anteriores. Para Senge, es necesario razonar de manera sistémica en vez de sólo ver aquello que se encuentra más cerca del observador. Senge ilustra el principio del pensamiento sistémico con el caso de una compañía aérea que creció en forma espectacular durante seis años, al final de los cuales fue comprada por otra debido a una pérdida irrecuperable. La empresa creció con tanta celeridad que no pudo darse cuenta de que ciertos objetivos eran incompatibles. En resumen, no logró aprender con la propia experiencia.