La auditoría se basa en gran parte en un enfoque de muestreo a los datos y la información que se están auditando. El tamaño de la muestra está limitado por los costos de la práctica de auditoría.

Los usuarios deben reconocer que la empresa auditora no aspira a lograr, ni puede nunca alcanzar, la certidumbre absoluta. Incluso una revisión de cada operación individual, proceso injustificable desde el punto de vista económico, no logra una absoluta seguridad. Aunque los estados financieros auditados proporcionan cierta seguridad acerca de los resultados de la auditoría, se debe recordar que confiar en los resultados de la auditoría entraña riesgos.

Esos riesgos se relacionan con muchos factores, entre otros:

a) la incapacidad, la renuencia, o ambas, del auditor en cuanto a detectar un fraude en el nivel más elevado y a aplicar las pruebas de auditoría necesarias para este fin,

b) la incapacidad del auditor para captar el grado de una situación de deterioro,

c) la concepción del auditor del grado de responsabilidades que debe investigar y divulgar, y

d) la calidad general de la auditoría.

Se debe estar consciente de que todo el proceso de auditoría es un asunto de probabilidades y está sujeto a riesgos. La aplicación impecable no produce una absoluta certeza y no puede asegurar que el auditor ha mencionado todos los hechos. Esto es cierto en particular si hay una colusión con el nivel más alto de la administración.

El hecho de que el proceso de auditoría dependa del criterio humano también produce varios grados de calidad de la auditoría.

1) Riesgo de la auditoría y sus implicaciones

El riesgo de la auditoría, aun cuando está relacionado, es de una dimensión diferente y representa un peligro semejante para los usuarios de estados financieros auditados. Aun cuando es imposible sustituir el discernimiento o criterio del auditor por el nuestro, es posible utilizar la comprensión que se tiene del proceso de auditoría y de sus limitaciones para hacer una evaluación mejor del grado de riesgo de la auditoría.

Las siguientes condiciones indican las áreas potenciales de vulnerabilidad:

• El crecimiento de la industria o de la compañía con una presión para mantener un precio de mercado elevado o buscar adquisiciones.

• Una compañía en problemas financieros que requiere un financiamiento.

• Una compañía con un elevado nivel de visibilidad en el mercado que publica con frecuencia informes acerca del progreso y estimados de las utilidades.

• Una administración dominada por uno o más individuos de carácter fuerte.

• Señales de dificultades financieras personales entre los miembros de la administración.

• Un deterioro en el desempeño o la rentabilidad de la operación.

• Compensación u opciones sobre acciones de la administración que dependen de las utilidades manifestadas.

• Un deterioro en la liquidez o la solvencia.

• La estructura del capital es demasiado compleja para las operaciones o el tamaño de la compañía.

2) Análisis de las implicaciones de los estándares de auditoría

Al confiar en los estados financieros auditados, el análisis debe tomar en cuenta las limitaciones de la auditoria. Además, se debe entender lo que significa, o no significa, la opinión del auditor.

La empresa auditora declara que revisa los estados financieros que le presentó la administración y se cerciora de que éstos concuerden con los registros que audita. La empresa auditora también determina si se emplearon en la preparación de los estados financieros los principios contables aceptados, pero no afirma que representan los mejores principios.

Hay varios aspectos que es necesario reconocer en el análisis:

a. El conocimiento de un auditor acerca de las actividades de negocios que son la base de los estados financieros no es tan profundo como el de quien preparó éstos. La empresa auditora sólo sabe lo que es capaz de discernir basándose en un proceso de muestreo y no conoce todos los hechos.

b. Muchas partidas de los estados financieros son incapaces de proporcionar una medición exacta y el auditor simplemente revisa esas medidas para ver si son razonables. A menos que el auditor demuestre lo contrario (por ejemplo, estimar las vidas de servicio de los activos), prevalece la determinación de la administración.

c. Aunque a menudo se consulta a la empresa auditora acerca de la selección de los principios contables, la persona que prepara los estados financieros es quien selecciona y aplica los principios. Los auditores no pueden insistir en el uso del “mejor” principio, así como tampoco pueden insistir en un grado de divulgación que esté por encima del mínimo aceptable.

d. Existen ciertas limitaciones en la capacidad del auditor para auditar ciertas áreas. Por ejemplo, ¿es la empresa auditora capaz de auditar el valor del inventario en proceso? ¿Puede estimar el valor de los préstamos que constituyen problemas? ¿Es capaz de predecir el estimado del cliente acerca del porcentaje de terminación de un contrato grande? Aun cuando estas preguntas muy rara vez se plantean en público, significan retos importantes a la profesión.

e. La tolerancia del auditor al error es muy elevada. El auditor recurre al concepto de importancia que entraña que la empresa auditora no se debe preocupar por asuntos triviales o carentes de importancia. Lo que es importante o significativo es una cuestión de criterio, y la profesión todavía no ha definido el concepto con precisión, ni ha establecido criterios acerca de lo que es importante. Esto ofrece cierta libertad en la preparación del informe.
La referencia de un auditor a los principios de contabilidad generalmente aceptados, en opinión de aquél también debe ser algo que comprendan los usuarios de estados financieros. Esta referencia significa que el auditor está satisfecho de que los principios, o estándares, estén respaldados por una autoridad y se apliquen “en todos los aspectos importantes”.

Además de comprender el concepto de la importancia, en el análisis se debe comprender que la definición de lo que constituye generalmente aceptados a menudo es vaga y está sujeta a cierta libertad en cuanto a interpretación y aplicación. Por ejemplo, los estándares de auditoría establecen que “cuando no se han establecido criterios para seleccionar entre principios contables alternativos que relacionen los métodos contables con las circunstancias (por ejemplo, en el caso de los métodos de inventario y depreciación), el auditor podría concluir que en esas circunstancias hay más de un principio contable apropiado”.

Los estándares relacionados con la divulgación son igualmente ambiguos. Aun cuando se establecen cada vez más en las comunicaciones profesionales y de la SEC estándares mínimos, los contadores no siempre se apegan a ellos. El grado en que la falta de una divulgación deteriora la presentación imparcial de los estados financieros sigue estando sujeto al criterio y la discreción del auditor.

No hay estándares definitivos que indiquen el punto donde la falta de divulgación es lo bastante importante para disminuir la imparcialidad de la presentación, que requiere un informe de auditoría calificado.

3) Análisis de las implicaciones de las opiniones del auditor

Cuando una empresa auditora califica la opinión que emite, el análisis se enfrenta a un problema de interpretación. Es decir, ¿cuál es el significado y el propósito de la calificación? Asimismo, ¿qué efecto tiene la calificación en la confianza que se tiene en los estados financieros? La utilidad de esta calificación para el análisis depende del grado en que la información y los datos suplementarios permiten evaluar el efecto de aquélla.

Una dimensión de confusión y dificultad de la interpretación se agrega cuando la empresa auditora incluye información explicativa en el informe, simplemente con fines de énfasis, sin una comunicación de las conclusiones, o de una calificación. A menudo uno se queda preguntándose por qué se hace hincapié en el tema y si el auditor está tratando de expresar una calificación o una reserva no declaradas.

Cuando una empresa auditora no está satisfecha con la imparcialidad en la presentación de los estados financieros, expide una calificación del tipo “excepto por”, y cuando hay incertidumbres que no puede disipar, añade una comunicación explicativa después del párrafo de la opinión. En algún punto, el volumen y la importancia de las partidas que se están calificando son tan grandes que resultan en una opinión adversa, o en una abstención de expresar una opinión. ¿En dónde se encuentra ese punto? ¿En qué punto la calificación carece de significado y es necesario abstenerse por completo de expresar una opinión? El análisis no encontrará ninguna pauta explícita en los estándares de auditorías. Se tiene que confiar en el criterio del auditor con las advertencias apropiadas.

4) Análisis de las implicaciones de la SEC

La SEC ha inducido en una forma más agresiva a vigilar el desempeño del auditor y reforzar la posición del auditor en sus tratos con los clientes. Los procedimientos disciplinarios contra los auditores se ampliaron con la introducción de remedios innovadores en los decretos de consentimiento, con el fin de incluir requerimientos de mejoramiento en los procedimientos de administración interna, educación profesional, y revisiones de los procedimientos de una empresa por profesionales externos (revisiones por pares).

Al persuadir de reforzar la posición del auditor, la SEC requiere una creciente divulgación de la relación entre los auditores y sus clientes, en particular en los casos en que hay cambios de auditores. Las informaciones deben incluir detalles de pasados desacuerdos incluidos aquellos solucionados a satisfacción del auditor anterior, así como la divulgación de notas sobre los efectos en los estados financieros de los métodos contables aconsejados por un antiguo auditor, pero no seguidos por el cliente.

La SEC también ha inducido a desalentar la “compra de opiniones” (opinion shoping), una práctica en la que las compañías supuestamente hacen un escrutinio de las empresas de auditoría para obtener la aceptación de las alternativas contables que desean utilizar antes de contratar a los auditores.