Los inmuebles, la planta y el equipo (o activos de la planta) son activos tangibles no circulantes que se utilizan en los procesos de fabricación, venta o servicio para generar ingresos y flujos de efectivo por más de un periodo.

En consecuencia, se espera que esos activos tengan vidas útiles esperadas que se extiendan durante más de un periodo. Se pretende utilizar estos activos en las actividades de operación y no se adquieren para su venta en el curso ordinario de los negocios.

Su potencial de valor o servicio disminuye con la utilización y por lo común son los activos de operación más grandes: inmuebles se refiere al costo de los bienes raíces; planta se refiere a los edificios y estructuras de operación, y equipo se refiere a la maquinaria utilizada en las operaciones. También se hace referencia a los inmuebles, la planta y el equipo como activos de PPE, activos de capital y activos fijos.

1) Valuación de los activos tangibles no circulantes

Esta sección describe la valuación de los activos de la planta y de los recursos naturales.

a) Valuación de los inmuebles, la planta y el equipo

El principio de costo histórico se aplica cuando se valúan los inmuebles, la planta y el equipo. La valuación de costo histórico supone que una compañía registra inicialmente un activo a su costo de adquisición. Este costo incluye todos los gastos necesarios para dejar al activo en una condición y ubicación ventajosa o utilizable, tales como flete, instalación, impuestos y acondicionamiento.

Todos los costos de adquisición y preparación se capitalizan en el saldo de la cuenta de activos. La justificación para utilizar el costo histórico se relaciona principalmente con su objetividad. La valuación del costo histórico de la planta, si se aplica de manera uniforme, por lo común no produce distorsiones considerables. Esta sección considera algunos puntos particulares que surgen en la valuación de activos.

b) Valuación de recursos naturales

La valuación de los recursos naturales, también conocidos como activos amortizables, son derechos de extraer o consumir recursos naturales. Algunos ejemplos son los derechos de compra de minerales, madera, gas natural y petróleo. Las compañías registran los recursos naturales a su costo histórico más los costos de descubrimiento, exploración y desarrollo. 

Asimismo, a menudo hay costos considerables subsecuentes al descubrimiento de recursos naturales que se capitalizan en el balance, y se desembolsan sólo cuando el recurso se elimina, se consume o se vende posteriormente. Por lo común, las compañías asignan los costos de los recursos naturales entre las unidades totales de las reservas estimadas disponibles.

2) Depreciación de los activos tangibles no circulantes

Un principio básico de la determinación del ingreso es que el ingreso que se beneficia debido a la utilización de activos a largo plazo debe compartir una parte proporcional de los costos de éstos.

La depreciación es la asignación de los costos de la planta y el equipo (el terreno no se deprecia) a lo largo de sus vidas útiles. Aunque se suman retroactivamente en la declaración de flujos de efectivo como un gasto no en efectivo, la depreciación no proporciona fondos para el reemplazo de un activo. Este error de concepto es común. El fondeo para los gastos de capital se logra mediante el flujo de efectivo de la operación y las actividades de financiamiento.

a) Índice de depreciación

El índice de depreciación depende de dos factores: la vida útil y el método de asignación

I) Vida útil

Las vidas útiles de los activos varían grandemente. Las suposiciones concernientes a las vidas útiles de los activos se basan en las condiciones económicas, los estudios de ingeniería, la experiencia y la información acerca de las propiedades físicas y productivas de un activo.
El deterioro físico es un factor importante que limita la vida útil, y casi todos los activos están sujetos a él. La frecuencia y la calidad del mantenimiento afectan el deterioro físico a su vez. El mantenimiento puede prolongar la vida útil, pero no lo puede hacer indefinidamente. Otro factor de limitación es la obsolescencia, que influye en la vida útil mediante avances tecnológicos, los patrones de consumo y las fuerzas económicas.

• La obsolescencia ordinaria ocurre cuando los mejoramientos tecnológicos hacen que un activo sea ineficiente, o no económico antes de que termine su vida física.

• La obsolescencia extraordinaria ocurre cuando suceden cambios revolucionarios, o sobrevienen cambios radicales en la demanda.

El equipo de alta tecnología está continuamente sujeto a una obsolescencia rápida. La integridad de la depreciación, al igual que la de la determinación del ingreso, depende de estimados razonablemente exactos y de revisiones oportunas de las vidas útiles. Desde un punto de vista ideal, estos estimados y revisiones no son afectados por los incentivos de la administración en lo concerniente al momento oportuno de reconocer el ingreso.

II) Método de asignación

Una vez que se determina la vida útil de un activo, el gasto periódico de depreciación depende del método de asignación. La depreciación varía considerablemente según el método elegido. A continuación se consideran las dos clases más comunes de métodos: en línea recta y acelerado.

• En línea recta. El método de depreciación en línea recta asigna el costo de un activo a su vida útil sobre la base de cargos periódicos iguales. 

La razón fundamental de la depreciación en línea recta es la suposición de que el deterioro físico ocurre de manera uniforme a lo largo del tiempo. Es probable que esta suposición sea más válida en el caso de las estructuras fijas, como edificios, que en el de la maquinaria, donde la utilización es un factor más importante.

El otro factor determinante de la depreciación, la obsolescencia, no necesariamente se aplica de manera uniforme a lo largo del tiempo. Sin embargo, en ausencia de una información sobre los probables índices de depreciación, el método en línea recta tiene la ventaja de la simplicidad. Este atributo, tal vez más que cualquier otro, explica la popularidad de dicho método. Como lo muestra la gráfica al margen, aproximadamente 85% de las compañías que cotizan en bolsas de valores utiliza la depreciación en línea recta para propósitos de sus informes financieros (los métodos de depreciación acelerada se utilizan para las devoluciones de impuestos, como se estudia más adelante).

El análisis debe estar consciente de las fallas conceptuales que acompañan a la depreciación en línea recta. La depreciación en línea recta supone implícitamente que la depreciación en los primeros años es idéntica a la de años posteriores, cuando es probable que el activo sea menos eficiente y requiera un mayor mantenimiento. Otra falla con la depreciación en línea recta y una de interés especial para el análisis, es la distorsión en la tasa de rendimiento. Es decir, la depreciación en línea recta produce un creciente sesgo en el patrón de la tasa de rendimiento a lo largo del tiempo. 

Aun cuando los crecientes costos de mantenimiento disminuyen el ingreso antes de la depreciación, no anulan el efecto general de un creciente rendimiento a lo largo del tiempo. Evidentemente, un rendimiento creciente sobre un activo que está envejeciendo no es un reflejo de la mayoría de los negocios.

• Acelerado. Los métodos acelerados de depreciación asignan el costo de un activo a su vida útil en una forma decreciente. La utilización de estos métodos es promovida por su aceptación en el Internal Revenue Code. Su atractivo para propósitos de impuestos es la aceleración de la asignación del costo y la subsiguiente postergación del ingreso gravable. Cuanto más rápidamente se cancela un activo para propósitos de impuestos, tanto mayor es la postergación de los impuestos a futuros periodos y hay más fondos disponibles de inmediato para las operaciones.

El respaldo conceptual de los métodos acelerados consiste en la opinión de que los cargos de depreciación disminuidos a lo largo del tiempo compensan: 1) los crecientes costos de reparación y mantenimiento; 2) la disminución de ingresos y de la eficiencia de la operación, y 3) la mayor incertidumbre de los ingresos en los últimos años de los activos envejecidos (a causa de la obsolescencia).

Los dos métodos de depreciación acelerada más comunes son el de saldos decrecientes y el de la suma de los dígitos del año. El método de saldos decrecientes aplica una tasa constante al saldo decreciente del activo (valor de traslado). En la práctica, una manera de calcular con aproximación la tasa exacta de depreciación del cargo decreciente es utilizar un múltiplo (a menudo dos veces) de la tasa en línea recta.  Cuando el gasto de depreciación utilizando el método del saldo decreciente cae por debajo de la tasa en línea recta, una práctica común consiste en utilizar la tasa en línea recta para los periodos restantes.

• Especiales. En algunas industrias, como las del acero y la maquinaria pesada, se encuentran métodos de depreciación especiales. El más común de estos métodos vincula los cargos de depreciación con la actividad o intensidad de la utilización del activo.

Por ejemplo, si una máquina tiene una vida útil de 10 000 horas de funcionamiento, el cargo de depreciación varía con las horas del tiempo de funcionamiento, más que con el periodo. Cuando se utilizan métodos de actividad (también conocidos como métodos de unidad de producción), es importante que el estimado de la vida útil se revise periódicamente para que siga siendo válido en condiciones cambiantes.

3) Agotamiento de los activos tangibles no circulantes

El agotamiento es la asignación del costo de los recursos naturales con base en el índice de extracción o de producción. La diferencia entre depreciación y agotamiento es que la depreciación por lo común es una asignación del costo basada en la explotación por unidad de recursos naturales como carbón, petróleo, minerales o madera.

El agotamiento depende de la producción, una mayor producción produce más gastos de agotamiento. Para ilustrar, si un depósito de mineral cuesta 5 millones de dólares y contiene un estimado de 10 millones de toneladas recuperables, el índice de agotamiento por tonelada de mineral extraído es de 0.50 de dólar. La producción y venta de 100 000 toneladas produce un cargo de agotamiento de 50 000 dólares y un saldo neto en la cuenta de activos a finales del año de 4.95 millones de dólares.

El análisis debe tener en cuenta que, lo mismo que la depreciación, el agotamiento puede producir complicaciones, como confiabilidad o falta de la misma, en el estimado de recursos recuperables. Las compañías deben revisar periódicamente este estimado para asegurarse de que refleje toda la información.

4) Análisis de los activos de la planta y de los recursos naturales

La valuación de los activos de la planta y los recursos naturales hace hincapié en la objetividad del costo histórico. Por desgracia, los costos históricos no son particularmente relevantes en la evaluación de los valores de reemplazo, o en la determinación de la futura necesidad de activos de operación.

Asimismo, no son comparables con los informes de las diferentes compañías y no son particularmente útiles en la medición de los costos de oportunidad de la eliminación, o en la evaluación de otras utilizaciones de fondos. Además, en épocas de niveles de precios cambiantes, los costos históricos representan una colección de gastos que reflejan un poder adquisitivo diferente.

La actualización de los activos de la planta con el mercado no es una contabilidad aceptable. Sin embargo, el conservadurismo permite una rebaja del valor si ocurre una afectación permanente en el valor. Una rebaja del valor alivia a los futuros periodos de los cargos relacionados con las actividades de operación.

Aun cuando las circunstancias de los negocios imponen numerosas incertidumbres, incluyendo errores en los estimados contables, el análisis requiere un escrutinio de esos cargos especiales. Las reglas contables para las afectaciones de activos a largo plazo requieren que las compañías revisen periódicamente los sucesos o cambios en las circunstancias para determinar si hay posibles afectaciones.

Sin embargo, las compañías todavía pueden diferir el reconocimiento de las afectaciones más allá del momento en que la administración se entera de ellas. En este caso, las rebajas subsiguientes del valor pueden distorsionar los resultados manifestados. Conforme a las reglas actuales, las compañías utilizan una “prueba de recuperabilidad” para determinar si existe una afectación. Es decir, una compañía debe estimar los futuros flujos netos de efectivo esperados del activo y su disposición eventual. Si estos flujos netos de efectivo esperados (no descontados) son inferiores a la cantidad de traslado del activo, entonces el activo está afectado.

La pérdida por afectación se mide como el exceso del valor de traslado del activo sobre su valor justo, donde el valor justo es el valor de mercado o valor presente de los futuros flujos netos de efectivo esperados.

5) Análisis de la depreciación y el agotamiento

La mayoría de las compañías utilizan activos productivos a largo plazo en sus actividades de operación y, en esos casos, la depreciación por lo común es un gasto importante. Los administradores toman decisiones que implican la base de depreciación, la vida útil y el método de asignación.

Estas decisiones pueden producir cargos de depreciación muy diferentes. El análisis debe incluir información sobre estos factores, tanto para evaluar las ganancias de manera eficaz, como para comparar el análisis de las ganancias de las compañías.

Uno de los objetivos centrales del análisis es cualquier revisión de las vidas útiles de los activos.
Aun cuando esas revisiones resultan en asignaciones más confiables de los costos, el análisis debe concentrarse en cualquier revisión con interés, debido a que dichas revisiones se utilizan en ocasiones para cambiar o emparejar el ingreso entre los periodos.

Por lo común no hay ninguna revelación sobre la relación entre los índices de depreciación y el tamaño del grupo de activos, ni entre la tasa utilizada y el método de asignación. Aunque la utilización del método en línea recta permite aproximar la futura depreciación, los métodos acelerados hacen que esta aproximación sea menos confiable, a menos que se obtenga información adicional que a menudo no se divulga.

Otro reto para el análisis surge de las diferencias en los métodos de asignación utilizados para el informe financiero y para propósitos de impuestos. Tres posibilidades comunes son:

a. Utilizar el método en línea recta tanto para el informe financiero como para propósitos de impuestos.

b. Utilizar el método en línea recta para el informe financiero y un método acelerado para impuestos. El efecto favorable en impuestos resultante de una depreciación de impuestos más elevada se compensa en los informes financieros con la asignación de impuestos entre los periodos estudiados en el capítulo 6; el efecto favorable de impuestos se deriva de diferir los pagos de impuestos, lo que produce una utilización de fondos libre de costo.

c. Utilizar un método acelerado tanto para el informe financiero como para impuestos. Esto produce una depreciación más elevada en los primeros años, que se puede prolongar a lo largo de muchos años en el caso de una compañía en expansión.

Las revelaciones acerca del efecto de estas diferentes posibilidades no siempre son adecuadas. Las revelaciones adecuadas incluyen información sobre los cargos de depreciación conforme a las asignaciones optativas. Si una compañía divulga los impuestos diferidos originados de una depreciación acelerada para propósitos de impuestos, el análisis puede estimar con aproximación la depreciación adicional debida a la aceleración dividiendo la cantidad del impuesto diferido entre la tasa de impuestos actual.

A pesar de estas limitaciones, el análisis no debe ignorar la información sobre la depreciación. Nótese que el gasto de depreciación se deriva del efectivo gastado en el pasado. Por esta razón, algunos analistas se refieren al ingreso antes de la depreciación como flujo de efectivo. Esto es una desafortunada simplificación porque omite muchos factores que constituyen el flujo de efectivo. En el mejor de los casos, constituye una estimación deficiente debido a que sólo incluye flujos de entrada seleccionados sin considerar el compromiso de una compañía con los flujos de salida, como reemplazo de la planta, inversiones, o dividendos.

Otra mala interpretación de esta simplificación del flujo de efectivo es que la depreciación sólo es un “gasto contable” y es diferente de gastos como mano de obra o material y, por consiguiente, se puede ignorar o concederle menos importancia que a otros gastos. El análisis no debe cometer este error. Una razón de esta falsa concepción es la ausencia de cualquier flujo de salida de efectivo actual. La compra de una máquina con una vida útil de cinco años es, de hecho, un prepago por cinco años de servicios.

Por ejemplo, tómese el caso de una máquina y supóngase que un trabajador la opera durante ocho horas al día. Si se contratan los servicios de ese trabajador durante un periodo de cinco años y se le paga con anticipación, se asignaría este pago a lo largo de cinco años de trabajo. A finales del primer año, una quinta parte del pago ya se gastó y las cuatro quintas partes restantes del pago son un activo que se reclamará sobre futuros servicios. La similitud entre el contrato laboral y la máquina es evidente. En el año 2 del contrato laboral, no hay un desembolso de efectivo, pero no hay ninguna duda acerca de la realidad de los costos laborales. La depreciación de la maquinaria no es diferente.

El análisis de la depreciación requiere la evaluación del grado de idoneidad de ésta. Para este propósito se utilizan medidas como la razón de depreciación a activos totales, o la razón entre depreciación y otros factores relacionados con el volumen. Además, hay varias medidas relacionadas con la edad de los activos de la planta que son útiles para comparar las políticas de depreciación a lo largo del tiempo y entre las compañías, como las siguientes:

Lapso de vida promedio total = activos brutos de planta y equipo/gasto de depreciación del año actual

Edad promedio = depreciación acumulada/gasto de depreciación del año actual

Vida restante promedio = activos netos de planta y equipo/gasto de depreciación del año actual

Estas medidas proporcionan estimados razonables para las compañías que utilizan la depreciación en línea recta, pero son menos útiles para las compañías que utilizan métodos acelerados. Otra medida que a menudo es útil en el análisis es:

Lapso de vida promedio total = edad promedio  + vida restante promedio

Cada una de estas medidas ayuda a evaluar las políticas de depreciación de una compañía y sus decisiones a lo largo del tiempo. La edad promedio de la planta y el equipo es útil para evaluar varios factores, incluyendo los márgenes de utilidad y los futuros requerimientos de financiamiento.

Por ejemplo, las compañías con un capital intensivo que cuentan con instalaciones antiguas a menudo tienen márgenes de utilidad que no reflejan los costos más elevados del reemplazo de activos envejecidos. De manera similar, las estructuras de capital de esas compañías por lo común no reflejan el financiamiento necesario para el reemplazo de activos. Finalmente, cuando se utilizan esas medidas analíticas como bases de comparación entre las compañías, es necesario tener cuidado, ya que el gasto de depreciación varía según el método de asignación y las suposiciones de la vida útil y el valor de rescate.