Design Thinking es una metodología que trata de ofrecer una solución a problemas, pero de una forma muy diferente a la tradicional, esta metodología está centrada en el usuario y consta de 5 fases: empatizar, definir, idear, prototipar y testear.
¿Qué es la metodología del Design Thinking?
El Pensamiento de Diseño o Design Thinking es una metodología cuyo objetivo es la innovación y que considera tan importante el análisis y el raciocinio como la intuición para la resolución de problemas. Esta permite construir ideas en base a la función y a las emociones.
Una característica fundamental de la metodología Design Thinking es que está centrada en el usuario, es decir, gira alrededor de la experiencia del usuario. Su aplicación genera soluciones que de otro modo no se habrían podido implementar, permitiéndoles a los desarrolladores ponerse en los zapatos de sus propios clientes o usuarios.
Mientras que en el proceso tradicional se partía del producto para definir la experiencia, con el Desing Thinking es al revés. Para hacer este análisis se integran equipos multidisciplinarios, que generen tantas ideas como sea posible.
Origen del Design Thinking
La metodología Design Thinking tiene su origen en la Universidad de Stanford de California, la consultora de diseño IDEO fue quien la aplicó por primera vez en proyectos comerciales en los años 70 y hoy en día esta compañía sigue siendo un referente en cuanto a Design Thinking e innovación se refiere.
Inicialmente esta metodología estaba muy relacionada con el desarrollo de producto pero poco a poco ha ido evolucionando y se ha convertido en una herramienta sensacional generadora de innovación con la que pueden surgir ideas en cualquier sector y situación, en desarrollo de productos o servicios innovadores, mejora de procesos, definición de modelos de negocio, mejora de la experiencia del usuario, etc.
Proceso de Design Thinking
El proceso de trabajo con Design Thinking se realiza por medio de 5 fases:
1. Empatizar
Esta fase es clave entender las circunstancias, los problemas y las necesidades de los clientes para adquirir conocimiento y profundizar en la relación, entendiendo sus verdaderas motivaciones y haciéndolas propias. Debemos ser capaces de ponernos en la piel de dichas personas para ser capaces de generar soluciones consecuentes con sus realidades.
A diferencia de las técnicas tradicionales que se valen de investigaciones de mercados, focus groups, estadísticas y otras prácticas un poco más ortodoxas, en el design thinking la fuente de información primordial son las personas y lo que estas experimentan en relación a un tema en concreto directamente relacionado con nuestro producto, servicio o la operación del negocio.
2. Definir
Esta fase busca comprender la dimensión estratégica del reto que se enfrentará. Se trata de un esfuerzo por sintetizar el conocimiento generado hasta ahora alrededor del producto, debemos filtrar la información recopilada durante la fase de empatía y nos quedamos con lo que realmente aporta valor y nos lleva al alcance de nuevas perspectivas interesantes.
Posteriormente se deberá especificar cuál o cuáles son esos problemas o desafíos que se debe intentar resolver y que nos llevarán a buscar una solución innovadora.
3. Idear
En esta fase debemos generar una gran cantidad de ideas, cuantas más opciones mejor, el aporte de diferentes ideas y perspectivas resulta crucial para encontrar soluciones innovadoras a los problemas que se plantearon en la fase definir.
No debemos quedarnos con la primera idea que se nos ocurra, las actividades favorecen el pensamiento expansivo, no hay límites y no tenemos que tener prejuicios de valor. Aun cuando algunas ideas puedan sonar descabelladas e incluso parezcan absurdas, la clave en esta etapa está en fomentar la participación y en reconocer como válidos todos los puntos de vista sin que la gente se sienta intimidada.
Hay que tener en cuenta que muchas veces la solución a un problema puede venir de donde menos se espera, y usualmente las ideas más extravagantes son aquellas capaces de crear las soluciones más radicales e innovadoras.
4. Prototipar
Esta fase consiste en materializar las ideas, hacer un diseño de la solución y tangibilizarla bien sea con un prototipo físico o digital. Es una forma de definir y de transmitir el concepto rápidamente. Independientemente de si se trata de un producto, servicio o proceso, tratar de representarlo bien sea con el uso de tecnología avanzada (por ejemplo a través de software especializado, impresoras 3D, etc.), o quizás de una forma más rudimentaria (usando maquetas o incluso elementos como papel, cartón, plastilina, etc.).
Prototipar nos ayudará a dar forma a lo que hasta ahora era una idea o concepto. A partir de este momento ya existe algo físico, algo que podemos visualizar o que podemos tocar, aunque por supuesto se puede tratar de algo virtual en el caso de una aplicación informática, etc.
La característica de hacer un prototipo “rápido” conecta con la idea de Producto Mínimo Viable (MVP Minimum Viable Product) de la metodología Lean Startup, hacemos algo que no nos consuma demasiados recursos ni demasiado tiempo para poder probarlo cuanto antes (fase posterior de “testeo”), se saca al mercado se analiza, se aprende de los errores y se mejora, fundamental este flujo de actuación “rápido” que es transversal y se utiliza en muchas de las metodologías de gestión actuales.
5. Testear
El probar el prototipo es una de las fases cruciales. Esta fase el usuario va a poder interactuar con el prototipo y en la que nosotros podremos obtener retroalimentación de su parte para hacer mejoras que nos ayuden a ir perfeccionándolo, es la clave para poder identificar fallos a resolver, mejoras significativas o posibles carencias.
Sin embargo en esta fase podríamos encontrar incluso que hayamos hecho una mala definición del problema presentando un prototipo que no logre satisfacer al usuario ni siquiera en un grado mínimo, hay que considerar este proceso como algo repetitivo en el que dependiendo la evaluación que haga el usuario de esta representación, deberemos devolvernos uno o varios pasos atrás varias veces hasta dar con el resultado esperado por el usuario y perfeccionar el modelo lo suficiente como para hacerlo una realidad e introducirlo al mercado.
¿Por qué el Design Thinking está siendo aplicado por las empresas?
Existen 5 grandes razones por las cuales esta metodología se ha convertido en una herramienta de gran utilidad para las empresas:
• Permite generar ideas utilizando el cerebro y cualquier parte del cuerpo. En este proceso no basta con sentarse en un escritorio a pensar las ideas, en este proceso se sale de la oficina a investigar en el mismo lugar que el consumidor o el usuario está presente.
• Somete al equipo a plazos y ritmos dinámicos y exigentes. No se trata de generar productos en el largo plazo. Se trata de ser los primeros en llegar al mercado, este método permite ser los primeros con soluciones mínimo viables.
• El trabajo en equipo y la creación colectiva conduce al éxito. Esta metodología reúne por lo general a profesionales de diferentes ramas (equipo multidisciplinario), todos sentados en busca de una misma solución. El aporte de cada profesional es vital en la construcción de la idea final.
• Nos obliga a ponernos en el lugar del usuario. Ningún otro método permite ponerse los pantalones de los usuarios o consumidores. Antes de entrar en el modo ejecutor, se observa, se escucha y se aprende primero cómo se comportan y utilizan las personas los productos.
• Genera prototipos que no consuman demasiados recursos ni tiempo, bajo un enfoque de permanente ensayo y/o error. Con ello se genera versiones cada vez más perfectas de los productos.